Tipos de Reloj


Existen muchos tipos de relojes, de pulsera, de bolsillo, de pared, de arena, atómico…
En este pequeño nos vamos a centrar en los de pulsera y más concretamente en los más conocidos dentro de ellos, los relojes de cuarzo y los mecánicos, manuales y automáticos.

Veremos características únicas de cada tipo, así como aprender a diferenciarlos y a saber cuál de ellos es el que mejor se ajusta a nosotros.


Relojes de cuarzo

Los relojes de cuarzo, desarrollados en la década de 1960, son aparatos que mueven las manecillas con un mecanismo electrónico alimentado por pilas de botón.

El impulso lo genera un cristal de cuarzo que vibra cuando se le aplica una corriente eléctrica. La forma del cristal de cuarzo del reloj se suele asemejar a un diapasón. Normalmente, la frecuencia es de 32.768 Hz, es decir, muchísimo mayor que la de un reloj mecánico. Por eso los relojes de cuarzo son considerablemente más precisos.

Una de las características principales de un reloj de cuarzo es el movimiento de sus agujas, concretamente de su segundero, el cual va dando pequeños saltitos cada segundo. Esto es debido a que un circuito divide la frecuencia entre dos hasta que se alcanzan intervalos de un segundo.

                 

Relojes Mecánicos

Un reloj mecánico se puede definir básicamente como aquel que funciona gracias a un sistema mecánico de resortes y engranajes, sin depender de baterías o cualquier otro dispositivo electrónico.

Hoy día los relojes mecánicos son considerados auténticas obras de arte, un instrumento de precisión cuyo funcionamiento es todo un espectáculo de piezas en movimiento para quienes saben apreciarlo.

En un reloj mecánico de cuerda manual, el corazón late cuando se da cuerda al muelle manualmente con la corona, lo que le confiere una cualidad única casi humana. El mecanismo es distinto en un reloj mecánico de cuerda automática, donde es el movimiento del brazo del portador el que da cuerda al muelle. En principio, un reloj automático seguirá funcionando permanentemente si se lo pone a diario.

Si bien en los relojes de cuarzo veíamos que la aguja iba “dando saltitos”, en el caso de los relojes mecánicos la aguja se mueve constantemente, sin solución de continuidad. Esta es una de las formas más sencillas de ver si se trata de un reloj mecánico o uno de cuarzo. Además en muchos casos estos relojes suelen tener un fondo abierto para poder observar el movimiento, los engranajes.

 

 Ventajas e inconvenientes

Los relojes de cuarzo ofrecen numerosas ventajas: son baratos, precisos y bastante duraderos. Muchos modelos se pueden adquirir por solo unos 100 euros, apenas se desvían unos segundos al mes y la pila tiene una vida útil de entre 1 y 2 años como poco.

Sin embargo, cuando la pila se gasta, hay que tirarla y sustituirla por una nueva, lo que no solo es perjudicial para el medio ambiente, sino también para la hermeticidad del reloj.

Por el contrario, los relojes mecánicos nunca se quedan sin energía. Bueno, siempre y cuando se les dé cuerda con regularidad. Puesto que estos relojes prescinden de todo tipo de batería o pila, son considerablemente mejores para el medio ambiente. Tampoco es necesario abrirlos hasta pasados varios años, si bien es recomendable llevarlos a revisar cada 5-10 años, para poder cambiar los aceites grasas lubricantes del mecanismo, así como limpiar cada una de las partes y cambiar las deterioradas por el tiempo.

En cuanto a la precisión de estos relojes, sin embargo, tendrá que realizar algunas concesiones. Incluso los relojes con certificado de cronómetro (es decir, muy exactos) pueden adelantarse o atrasarse de 4 a 6 segundos al día. En comparación con los relojes de cuarzo, se encuentran en clara desventaja.

Por otra parte, los relojes mecánicos poseen un cierto encanto artesanal con un toque nostálgico que atrae a muchos entusiastas de la relojería. Esto ha contribuido al auge de los relojes mecánicos y ha elevado sus precios.

                   

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